miércoles, 13 de julio de 2011

Sobremesa























Hora de
urdir conjeturas
y adivinar los guiones
de las peroratas sin palabras.

Me queda
el sonido del vino
redondeando la copa,
el párpado fulminante
la lengua entre alfileres.
.

También la niña que en vano sacude
del mantel diario,
las manchas que deja el silencio.

1 comentario:

  1. Un gusto conocer tu delicada poesía, Claudia. Conocí tu blog a través de Gustavo Tisocco. Un abrazo!

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