martes, 7 de septiembre de 2010















En el vaivén de mi hamaca
tocaba el cielo verde
y sus nubes de uva chinche.
Me despeinaba de eneros
sobre mi patio de siesta
con pendular acrobacia.
Eso era antes
de esta geografía de poda,
del hueco por donde hoy entra
un azul real a manantiales,
que aunque me impulse,
me estire,
no logro alcanzar.
Y el andamio de mi infancia
juega a ser
títere del viento.