lunes, 1 de noviembre de 2010

Vendaval

El viento vertebrado,

se estira entre los cables

contra un cielo saqueado de pájaros.

Agita los escombros del otoño

en las marionetas sin follaje

y se demora en las ramas de aluminio

de las antenas desoladas.

Incursiona en la proa de mi pecho

impactándome en las vísceras

como un témpano invisible

Este viento de mandíbula animal

que muerde sus propios remolinos

mi brújula inútil y las anclas imposibles,

que me lleva y me empuja,

anfitrión de mi naufragio en la intemperie reseca,

que me arranca el alma

para fabricarse un barrilete pisoteado…

2 comentarios:

  1. "Este viento de mandíbula animal

    que muerde sus propios remolinos"

    ¡Qué fuerza!¡Cuánta pasión en tus versos,
    en el poema!
    Una abrazo.

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  2. Hermoso blog, Claudia. Lleno de poesía, de marionetas sin follaje (y con). Un lujo.
    Un abrazo.

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