El viento vertebrado,
se estira entre los cables
contra un cielo saqueado de pájaros.
Agita los escombros del otoño
en las marionetas sin follaje
y se demora en las ramas de aluminio
de las antenas desoladas.
Incursiona en la proa de mi pecho
impactándome en las vísceras
como un témpano invisible
Este viento de mandíbula animal
que muerde sus propios remolinos
mi brújula inútil y las anclas imposibles,
que me lleva y me empuja,
anfitrión de mi naufragio en la intemperie reseca,
que me arranca el alma
para fabricarse un barrilete pisoteado…
"Este viento de mandíbula animal
ResponderEliminarque muerde sus propios remolinos"
¡Qué fuerza!¡Cuánta pasión en tus versos,
en el poema!
Una abrazo.
Hermoso blog, Claudia. Lleno de poesía, de marionetas sin follaje (y con). Un lujo.
ResponderEliminarUn abrazo.