
Después de la inundación, se hizo autodidacta en técnicas de buceo.
Se sumergía por horas en el cuarto de llanto a ordenar las actas remojadas
donde se confundían las firmas de casamiento y las rúbricas de divorcio.
Se sentaba sin respirar sobre la cama submarina a mirar el tiempo intacto de la diapositiva con aumento, al final de un tubito de plástico.
Entraba a la fotografía casi nublada y abrazaba al muchacho flaco sentado a su lado,intentaba la risa que les quedó para siempre y la manzana acaramelada parecía más insulsa y lejana en cada mordida.
De fondo, el circo inmóvil.
De fondo, los trapecistas con vértigo y un fraude de magos.
Trató de suspirar y tosió un pez atragantado.
En el rasguño del asma, le dio la espalda a la asfixia y nadó hacia la superficie con medio pulmón para el olvido.
Cuento mencionado en el Concurso "Presencia de mujer" de la Municipalidad de Vicente López - Buenos Aires - marzo 2011
Gracias, tambien amo las imagenes moladas. Ada
ResponderEliminar¡Cuántas metáforas maravillosas y a la vez tristes que forman parte de muchas realidades!
ResponderEliminarUn abrazote.
que poemazo claudia!!!
ResponderEliminarsiempre un placer leerte siempre
abrazo!!!!
fabiposse